Una mujer, de grandes valores, quien vive una vida plena y saludable, me cuenta todos los días a través de sus manos como ha logrado un éxito tan grande en la vida... el de ser feliz.
Tejer para ella no solo significa el sustento en las épocas de vacas flacas, todo ese entrelazado coherente de los hilos de lana, algodón y otros materiales por medio de dos pequeñas varas de acero o madera, son muestra de cuando lo simple se convierte en cosas extraordinarias... bufandas, suéteres, gorros, guantes, muñecos, bolsos, chambras, cobijas, blusas y lo que se necesite, como si fueran varitas mágicas las cuales solo requieren del toque de sus manos, así son sus agujas.
Todo comenzó con una señorita quien luchaba contra su padre por lograr estudiar y a quien mientras libraba esa lucha su hermano y su madre le ponen un negocio de estambres y tejidos. No había opción, el tejido le entro a la fuerza, pero como el destino es tender un puente a las cosas que amamos, este fue uno de los maderos que le llevo a lograr su tan anhelado sueño de estudiar y graduarse con honores.
Las agujas y el hilo se convirtieron en las herramientas de paz para salir adelante de la pobreza en la que se encontraba.
Hoy son los viajes en el coche, los que ella aprovecha para concluir sus prendas, las detalla, las acomoda y se despide de ellas con una sonrisa (y con fotos para su blog) por que harán seguramente feliz a alguien más.
Hace poco dió clases de tejido y logro su cometido, una mujer más conoció las bondades de tejer y no sufrir pobreza. Estoy seguro que pronto también será feliz.
Caminando a su lado, he aprendido que el gran Mahatma, se deprendió de su ropa y dijo, según mis palabras, hermanos no sufras pobreza, hazte tu propia ropa y tomo su rueca.
Y no solo eso, mover ambas manos al tejer con las agujas, hace que los dos hemisferios del cerebro trabajen al mismo tiempo, brindando con ello una especie de equilibrio que ella refleja con gran satisfacción al ser tan especial. Por eso algunas personas lo recomiendan como una forma de vencer el terrible stress.
Y esa mujer de quien tanto les hablo es de Sol, mi esposa. Por favor no le digas arañita, ella prefiere que le digan Charlotte, si por la del cuento... ji, ji, ji, ji... espero no ser yo el puerquito.
No te recomiendo otra cosa más que visites este magnífico blog Entre hilos y puntadas
martes, marzo 18, 2008
domingo, diciembre 02, 2007
Documentales en español y gratis
Llegar al videoclub del barrio con la intención de rentar un buen documental, es algo completamente descabellado, pero esos días de frustración han llegado a su fin, pues gracias a este sitio que recopila muchos buenos documentales con subtítulos en ¡español! ahora podemos disfrutar.
Mas info en Documentales libres
miércoles, noviembre 21, 2007
Adios Windows 1a Parte
Saludos de nuevo queridos lectores, después de un año sabático de posteo, heme aquí de nuevo.
Hoy les quiero contar la historia de como tire las ventanas de mi computadora por una maravillosa filosofía africana.
Gracias a mi trabajo he podido constatar lo absurdo del software privativo que muchos de nuestros clientes sin excepción utilizan, y de quienes hablo son de los pequeños, en verdad pequeños, aquellos que tienen tienditas de la esquina, fondas, farmacias, etc. y sin embargo en su diario trabajar requieren de una computadora para escribir oficios, presentar listas de productos, hacer letreros de ofertas y por supuesto un chat.
Si uno de ellos quisiera poner sus computadoras en “orden”, es decir, comprar las licencias de todo el software que usan, sería tan caro como decirles que por ese mismo precio abren una sucursal. Bueno, no es para tanto pero piensen en un café internet con un mínimo de 5 computadoras.
Por eso es que vemos muchos de estos pequeños negocios con computadoras ensambladas, y llenas de software pirata, que por ignorancia creen están en regla por que cuando las compraron ya traían el software precargado y por que si se descompone el “técnico” que reinstala el software cobra una suma y esa es la que sienten están pagando por el uso de los programas como el Microsoft Office, Windows XP, Corel y vacunas solo por citar los más populares.
Es así como la búsqueda del mejor precio ha puesto en esta situación no solo a comerciantes sino también a muchos usuarios de computo, para un ejemplo más a la mano pregunte cuanto software pirata carga en su portátil un estudiante.
Y la única alternativa a esta situación es moverse al software de distribución libre. Esto implica un cambio en la forma de pensar para quienes como yo llevan más de 10 años en la plataforma Windows de Microsoft, administrando y desarrollando bajo este ambiente mucho del trabajo que se hace día con día.
Es así que leo lo siguiente:
“Una persona con ubuntu está abierta y disponible para los demás, se afirma en los demás, no se siente amenazada por la habilidad y bondad de los demás, tiene una seguridad en sí mismo que proviene del hecho de saber que él o ella forman parte de un gran todo y se reduce cuando los demás son humillados o disminuidos, cuando los demás son torturados u oprimidos.”
Arzobispo Desmond Tutu
Un sistema operativo, distribución basado en linux, lleva ese nombre; UBUNTU y esa su filosofía.
Algo que traducido en software y en oportunidades para las pequeñas empresas de mi localidad quiere decir productividad, colaboración, seguridad, ahorro y legalidad.
Mi experiencia con este sistema operativo, bastante satisfactoria, al menos no desapareció mi negocio, al contrario, lo reinventó. Continuará...
Hoy les quiero contar la historia de como tire las ventanas de mi computadora por una maravillosa filosofía africana.
Gracias a mi trabajo he podido constatar lo absurdo del software privativo que muchos de nuestros clientes sin excepción utilizan, y de quienes hablo son de los pequeños, en verdad pequeños, aquellos que tienen tienditas de la esquina, fondas, farmacias, etc. y sin embargo en su diario trabajar requieren de una computadora para escribir oficios, presentar listas de productos, hacer letreros de ofertas y por supuesto un chat.
Si uno de ellos quisiera poner sus computadoras en “orden”, es decir, comprar las licencias de todo el software que usan, sería tan caro como decirles que por ese mismo precio abren una sucursal. Bueno, no es para tanto pero piensen en un café internet con un mínimo de 5 computadoras.
Por eso es que vemos muchos de estos pequeños negocios con computadoras ensambladas, y llenas de software pirata, que por ignorancia creen están en regla por que cuando las compraron ya traían el software precargado y por que si se descompone el “técnico” que reinstala el software cobra una suma y esa es la que sienten están pagando por el uso de los programas como el Microsoft Office, Windows XP, Corel y vacunas solo por citar los más populares.
Es así como la búsqueda del mejor precio ha puesto en esta situación no solo a comerciantes sino también a muchos usuarios de computo, para un ejemplo más a la mano pregunte cuanto software pirata carga en su portátil un estudiante.
Y la única alternativa a esta situación es moverse al software de distribución libre. Esto implica un cambio en la forma de pensar para quienes como yo llevan más de 10 años en la plataforma Windows de Microsoft, administrando y desarrollando bajo este ambiente mucho del trabajo que se hace día con día.
Es así que leo lo siguiente:
“Una persona con ubuntu está abierta y disponible para los demás, se afirma en los demás, no se siente amenazada por la habilidad y bondad de los demás, tiene una seguridad en sí mismo que proviene del hecho de saber que él o ella forman parte de un gran todo y se reduce cuando los demás son humillados o disminuidos, cuando los demás son torturados u oprimidos.”
Arzobispo Desmond Tutu
Un sistema operativo, distribución basado en linux, lleva ese nombre; UBUNTU y esa su filosofía.
Algo que traducido en software y en oportunidades para las pequeñas empresas de mi localidad quiere decir productividad, colaboración, seguridad, ahorro y legalidad.
Mi experiencia con este sistema operativo, bastante satisfactoria, al menos no desapareció mi negocio, al contrario, lo reinventó. Continuará...
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