Mi ciudad en conflicto

Como todo un ordinario ciudadano, quiero expresar desde mi muy particular punto de vista lo que en mi ciudad sucede.



Esa ciudad de la que les hablo se llama Oaxaca, una ciudad llena de hermosos edificios coloniales que la hicieron merecedora a ser nombrada como patrimonio cultural de la humanidad. Pero claro, la ciudad no es solo sus edificios; es lo más importante, sus habitantes, gente por lo regular amable, pacifica y muy trabajadora.

Hoy, llevamos varios días de estar viviendo una situación triste y penosa. Un hecho que comenzó como cada año, maestros exigiendo mejores salarios. Quizás ya se estaba hasta volviendo parte del folcklor, nosotros los habitantes de la ciudad ya sabíamos de estas huelgas. Yo fui alumno de institución pública, en aquellos años de mi infancia en la que me quede sin clases varios días, mi padre con tal de que me pusiera al corriente con las clases que se estaban emitiendo por televisión, “la limpio” por dentro y la vieja televisión en blanco y negro se puso a tono con los maestros.

Sin embargo, una mañana despertamos con la noticia de que habían desalojado el plantón de maestros con la fuerza de la policía. Y en aquellas calles en las que siempre paseamos, ahora se escuchaban los gritos de las maestras huyendo por el ardor en los ojos, el grito de los maestros diciendo consignas en contra del gobierno junto claro con el ruido de las bombas lacrimógenas.



Ya van más de dos meses, los maestros después del 14 de junio del 2006, día del desalojo, exigen la renuncia del gobernador. El gobernador sale en televisión nacional diciendo que no pasa nada. Pero los habitantes de la ciudad escuchamos la radio que tomaron los estudiantes después del desalojo y desmantelamiento de la radio clandestina de los maestros llamada radio Plantón, así nos enteramos de cómo esta el ambiente y poder evitar un poco el tráfico con las marchas y hasta saber que edificios serán tomados y conocer el punto de vista del magisterio que unido a más organizaciones formaron la APPO.



Marchas y más marchas ha visto la ciudad, y en una de ellas, mujeres con cacerolas, toman las instalaciones del canal 9 de televisión y la radiodifusora que esta en esas instalaciones. Ahora se llama Radio Cacerola.

Autobuses del servicio público son quemados, los maestros se deslindan, dicen que el gobierno contrata porros para hacer la quema. Las paradas de autobuses están llenas de gente que esperan con ansia llegar a casa, pues el transporte público no fluye como antes.

Se oyeron balazos en el Llano… se oyeron disparos en la Secretaría de Economía… dos en moto dispararon a un maestro de odontología y lo matan… asaltan un banco y la policía jamás se presento… dos pistoleros entran a un periódico y hieren a voceadores que se encuentran recogiendo su periódico pues el ataque fue en la madrugada… y ahora ayer… disparan sobre la marcha que clama sus consignas y expresa su sentir… muere una persona.

Este tan escueto recuento de los hechos, que hago desde mi humilde postura de ciudadano común, refleja lo que muchos tenemos en la mente cuando vamos al trabajo o vamos visitar a nuestros familiares cruzando inevitablemente por la zona de conflicto. Llamándonos a cada rato por celular para saber que estamos bien.

Reflexión:

Gandhi menciono, "…lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena."

Y si los maestros solo están vociferando el clamor popular, adelante. Los pobres necesitan voz.

Y es obvio que la violencia no ha resuelto nada, ni lo resolverá, aun cuando en las leyes se diga que puede ser utilizada el uso de la fuerza pública. No hay necesidad, la violencia no es humana.

Humildemente digo que la única solución es adoptar pensamientos tan sabios como estos…

"He tomado sobre mis espaldas el monopolio de mejorar sólo a una persona, y esa persona soy yo mismo, y sé cuán difícil es conseguirlo."

Pues en verdad, la actitud de cada quien hace una gran diferencia.

Mas info.
Fragmento de la transmisión de la radio clandestina Radio Cacerola.